No es por menospreciar a rutas tan famosas como la Jacobea, en España, o la de los Castillos, en Francia, pero, para muchísimos aguileños, no se puede comparar ninguna de ellas con la que tenemos en nuestro pueblo y que cariñosamente la conocemos como: La ruta del Colesterol.
Me refiero a la que transcurre desde el Pico de la Aguilica hasta la Casica Verde, o lo que es lo mismo, desde el paseo de Parra, en la Bahía de Levante, hasta el de la Colonia, en la de Poniente. Esta ruta es frecuentada día a día por gran cantidad de aguileños (y también no oriundos), bien para realizar ejercicio físico o bien para intentar rebajar algún kilogramo que otro sobrante.
Vengo a decir esto porque yo, asiduo también de este itinerario desde hace varios años, observo que cada vez es mayor el número de personas que intentan ganar la batalla a las grasas a base de realizar kilómetros (deleitándonos a la vez con este magnífico paisaje), así como, de la misma manera, es mayor el número de jóvenes que tienen estos problemas.
De todos es sabido que estas patologías van estrechamente relacionadas con el modo de vida actual, puesto que hemos adquirido una serie de hábitos que perjudican nuestra salud y que nos obligan (o nos debería obligar) a realizar ejercicio físico para compensar el sedentarismo diario.
Por ello, desde los centros educativos, y más concretamente desde nuestra área, la Educación Física, debemos intentar paliar todo aquello que sea nocivo para nuestra salud (mala alimentación, estrés, insuficiente descanso, sustancias perjudiciales,..), dando a conocer y mentalizando a nuestros alumnos de la importancia que supone llevar una vida sana, así como de realizar con asiduidad ejercicio físico, es decir, la creación de unos hábitos saludables y duraderos.
Me refiero a la que transcurre desde el Pico de la Aguilica hasta la Casica Verde, o lo que es lo mismo, desde el paseo de Parra, en la Bahía de Levante, hasta el de la Colonia, en la de Poniente. Esta ruta es frecuentada día a día por gran cantidad de aguileños (y también no oriundos), bien para realizar ejercicio físico o bien para intentar rebajar algún kilogramo que otro sobrante.
Vengo a decir esto porque yo, asiduo también de este itinerario desde hace varios años, observo que cada vez es mayor el número de personas que intentan ganar la batalla a las grasas a base de realizar kilómetros (deleitándonos a la vez con este magnífico paisaje), así como, de la misma manera, es mayor el número de jóvenes que tienen estos problemas.
De todos es sabido que estas patologías van estrechamente relacionadas con el modo de vida actual, puesto que hemos adquirido una serie de hábitos que perjudican nuestra salud y que nos obligan (o nos debería obligar) a realizar ejercicio físico para compensar el sedentarismo diario.
Por ello, desde los centros educativos, y más concretamente desde nuestra área, la Educación Física, debemos intentar paliar todo aquello que sea nocivo para nuestra salud (mala alimentación, estrés, insuficiente descanso, sustancias perjudiciales,..), dando a conocer y mentalizando a nuestros alumnos de la importancia que supone llevar una vida sana, así como de realizar con asiduidad ejercicio físico, es decir, la creación de unos hábitos saludables y duraderos.
De esta manera, debemos ofrecer un amplio abanico de posibilidades para que, en un futuro a corto plazo, cada uno pueda inclinarse por un deporte concreto, en función de sus posibilidades y limitaciones, y a medio plazo, mejorar su calidad de vida, dándoles a conocer por una parte, la gran cantidad de actividades deportivas que se pueden practicar en nuestro pueblo (vela, atletismo, fútbol, balonmano, mountain bike, hockey, baloncesto, actividades en la naturaleza…..),y por otra, todas las instalaciones con las que podemos contar, puesto que es una realidad que nuestros alumnos tienen una gran imposibilidad hoy en día para poder jugar en la calle.
Pero… esa es otra historia.
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