La Expresión Corporal: ¡ Un cajón de sorpresas !

Hasta hace muy poco, la Expresión Corporal ha “brillado por su ausencia” en las clases de Educación Física, debido, entre otras muchas cosas a la timidez, el miedo al ridículo (tanto por parte de los maestros, como de los alumnos) y también a que sus contenidos se les ha considerado como algo femenino (no olvidemos que hasta hace muy poco tiempo, las chicas que estudiaban INEF asistían a una asignatura llamada Gimnasia Rítmica, y los chicos, aprendían estrategias del fútbol).

Expresiones como: “¡Yo no quiero bailar;.. eso es cosa de niñas!, o ¡Me da vergüenza hacer eso delante de mis compañeros !, se siguen escuchando en las aulas, aunque, afortunadamente, cada vez menos.

Precisamente, esos tintes machistas, son los que han llevado a que bastantes maestros, en la mayor parte de los casos, por desconocimiento, no han sabido aprovechar un medio tan motivador y con tantas posibilidades como es éste.

Creo que es cuestión de ponerse en marcha y experimentar, ya que sólo por ver la cara de alegría con la que realizan las actividades los alumnos, bien merece la pena el esfuerzo, y lo digo precisamente porque “mis niños” eran de los que a principio de curso, no querían ni “oír hablar del tema”, y, sin embargo, ahora, cuando ocurre alguna contingencia como por ejemplo un día de lluvia, que nos imposibilita desarrollar la sesión en la pista polideportiva, son ellos los que dentro del aula me solicitan realizar actividades de Expresión Corporal.

Por tanto, considero que una de las actividades más integradoras y que por sus características, es muy adecuada para la educación actual, es la que “el cuerpo y el movimiento del propio niño son la base para comunicar ideas, sensaciones e inquietudes y comprenderlas de la misma manera” y, al mismo tiempo, estimula la capacidad creativa de nuestros alumnos.

Me refiero a la Expresión Corporal como vehículo que potencia la educación en valores y es fuente de socialización y educación.